De Cómbita a París

Por: Javier Marulanda
Sevilla, Valle, Colombia

Un hijo de campesinos boyacenses, es hoy ídolo universal, por haber vencido a los grandes del ciclismo en el Tour de France, la competencia más importante del mundo. Como la fama asombra, deslumbra y es fantasiosa, ahora el hijo de Cómbita conducirá lujosos vehículos, degustará apetitosos banquetes, vestirá ropa de marca; pagará con tarjetas de crédito, olvidará los pachulis para regar su cuerpo con mejores fragancias, cambiará el circulo de sus amigos y es posible que a su padre ya no la llame taita, sino Monsieur. Nairo, cambiará de paisajes y su entorno ya no va a estar rodeado de cultivos de papa, maíz, fríjol, frutas, legumbres y hortalizas porque se va a mover en un mundo de rascacielos, grandes avenidas y ríos milenarios. El deportista, será acosado por modelos, actrices y mujeres famosas de todos los olores y colores  porque donde rueda el dinero, aparece todo el mundo.



A su regreso al país, lo van a honrar con la Cruz de Boyacá, será elegido como el deportista del año y le prometerán, como lo hacen siempre, una casita en el aire, como lo canta el maestro Escalona.

Cuando alguien se vuelve famoso y Quintana ya lo es, se convierte en el centro de los paparazzi que le harán la vida imposible, para registrar en sus cámaras con quién anda, qué hace y cómo está vestido. Cuando Faustino Asprilla, se volvió célebre, gracias a sus goles y a su excelente fútbol, la revista Soho lo mostró en pelota, porque el moreno tiene que mostrar. Yo no creo que Soho vaya a hacer lo mismo con Nairo, que tiene piernas de acero, pero le falta lo que le sobra al “Tino”.

Quintana tiene 23 años y por sus condiciones físicas, es el llamado a ganar en los próximos años todas las pruebas ciclísticas que se programen en el mundo, por lo menos las más famosas: La vuelta a España y el Giro de Italia.

Nairo se debe quedar en Europa al lado de los grandes y si quiere oír  a los Carrangueros de Ráquira, que el equipo que lo patrocina se los lleve a París, porque es mejor estar allá que estar aquí. París
, es la ciudad luz y en nuestro entorno hay mucho “rastrojo” y la maleza le puede dañar sus planes.

Este hombre nació para triunfar y Francia, cuna de los grandes, puso sobre sus sienes la corona de laurel, símbolo con que los griegos honraban a sus mejores deportistas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuento Eleonora por Poe

Un año de terror

Mi generación