Edgar Allan Poe y sus problemas de la mente




"Los hombres me han llamado loco; pero todavía no se ha resuelto la cuestión de si la locura es o no la forma más elevada de la inteligencia, si mucho de lo glorioso, si todo lo profundo, no surgen de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimo exaltados a expensas del intelecto general. 
Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche"

Eleonora. [fragmento]

Cuento de Edgar Allan Poe
Traducción: Julio Cortázar.

 Edgar Allan Poe es considerado uno de los mejores escritores del siglo XIX y entre otras cosas se le otorga el título de fundador del genero literario de terror, como también fue uno de los primeros escritores del género de ciencia ficción, muchas de sus historias son similares a las de Julio Verne.

Hoy muchas personas se dicen seguidores de sus ideas, de su forma de ser y existen hasta sectas (los góticos), donde se dice que él es el gran maestro.

Sus escritos son muy poéticos y figurativos, es considerado un poeta, aunque de pronto los escritos mas famosos son los de prosa.


En este post se trata de mostrar, como la vida de una persona como Poe, se ve afectada por una personalidad inestable, sobre todo en los últimos días de su vida, donde se vislumbra su acercamiento a un desenlace triste y duro.


Poe en muchas oportunidades fue tildado de loco, de degenerado, de vicioso, de desadaptado, pero la realidad fue otra; su vida estuvo marcada por desbalances mentales, que lo hacían muchas veces actuar de modo poco común y que lo llevaron a sus excesos y de pronto a sus adicciones, pero también fueron la fuente de inspiración de sus escritos.

Su locura o inspiración como afirma en el párrafo introductorio, lo hacían escribir de una forma excepcional: Algunas veces le provocaban crisis que lo llevaban al mas profundo abismo, otras veces lo inspiraban de tal manera que le permitieron escribir obras inigualables.

Su vida fue intrincada, huérfano de ambos padres desde muy niño; todos sus amores fueron bastante complicados, se le acusa muchas veces (según Cortázar y algunos investigadores de forma infame e injusta) de haber sido un degenerando, un pervertido, un loco, un alcohólico empedernido; pero según las últimas investigaciones serias, su personalidad se debía mas a problemas mentales que por ser una persona malvada, los terroríficos eran los personajes de sus historias, no Poe.

Muchas veces se quiso mostrarlo como un loco o un vicioso, esto se hacía con el fin de poder vender mejor sus escritos después de muerto y en vida para denigrar de él por sus coterráneos, debido a la envidia que les despertaba, por ser tan buen escritor.

Los personajes de sus historias muchas veces son siniestros, con facetas oscuras, tenebrosas, llenos de maldad; en sus escritos hay descripciones macabras de acciones muchas veces crueles, donde en cortos relatos se muestra una psicología depravada, personajes capaces de las acciones más horribles, por estas historias se considera el padre del genero de terror, sin embargo, son solo historias de ficción y esto no quiere decir que su autor fuera como los personajes de sus cuentos.


Alguna vez según palabras de Poe "Como ofensa, mis enemigos atribuyeron mi locura al alcohol en vez del abuso de alcohol a la locura"2


La adicción al alcohol o a las drogas es algo más común en personas con desequilibrios mentales, que en los que no lo son, por lo que en la antigüedad quienes padecieron ciertos trastornos mentales casi siempre eran alcohólicos, dado que era la droga mas común y muy criticados por esto.


En el caso de Poe al parecer el alcoholismo fue el desencadenante de su muerte, mas bien temprana, murió a los 40 años, pero esta también estuvo bastante influenciada por sus desequilibrios mentales, según se intuye leyendo sobre su vida, antes de su muerte estaba en un periodo largo de depresión profunda del cual no pudo salir.


También algunos médicos modernos afirman que Poe pudo también haber sufrido de un tipo raro de epilepsia, no la típica convulsiva, si no epilepsia parcial compleja la cual no es tan evidente. Según el artículo:  La historia médica de Edgar Alan Poe de la revista médica de Chile "Es comprensible que en esa época no se diagnosticara epilepsia, salvo en la presencia de crisis convulsivas, la epilepsia parcial compleja o psicomotora fue reconocida 40 años más tarde"2


Según se dice en un artículo del blog Matasanos: "En cuentos como “El pozo y el péndulo” se relatan los horrores sufridos por el protagonista torturado en los tiempos de la inquisición. Al inicio de este relato se describen alucinaciones visuales complejas y luego inconsciencia, lo que sugiere una crisis epiléptica:


…En un inicio vino una gran náusea sobre mi espíritu y entonces sentí cada fibra de mi cuerpo saltar como si estuviera conectado a una corriente galvánica, mientras que las formas angelicales que veía se transformaron en espectros y vino la oscuridad como si el alma se sumergiera en Hades…”" 3


Poe pudo sufrir de epilepsia y de trastorno bipolar al mismo tiempo, son problemas mentales similares, según dicen algunos médicos y pueden presentarse claramente en algunas personas, es mas sin tener una explicación bien exacta del porque, se ha encontrado experimentalmente que muchos anticonvulsivos son efectivos para el manejo del trastorno bipolar.


La vida de este poeta fue relativamente corta, considerando que era de una familia mas bien acomodada, aunque sus padres biologicos que eran de pocos recursos murieron cuando era muy niño, fue adoptado por una pareja acomodada y fue criado como un niño rico sureño, podría haber llegado a una vejez tranquila, sus problemas mentales (no se puede considerar que fuera loco, aunque muchos lo catalogan como tal) lo afectaron seriamente, lo marcaron fuertemente, pero también lo inspiraron.


Su legado y virtud fue saber narrar de una forma casi real, parte de los sentimientos causados por sus afecciones, mediante relatos de ficción escritos de una forma poética. Repitiendo las palabras del principio de la entrada "Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche" que resume la capacidad de las personas con desbalances de la mente para sentir cosas diferentes a las personas que nos los tienen y una gran virtud de Edgar Alan Poe, fue escribirlas para la posteridad.


Para terminar con la entrada se realiza un análisis de la personalidad y de las dolencias mentales de Poe, basado en la biografía de Cortázar y sobre todo cuando describe los últimos días de su vida, mediante los comentarios en negrilla y cursiva que son de mi autoría, los en letra normal corresponden a la biografía de Cortázar.


Fragmento del prólogo de Julio Cortázar en “Edgar Allan Poe: cuentos completos”




Con motivo del bicentenario de Edgar Allan Poe (1809-1849), la casa editorial Páginas de Espuma pondrá en circulación el volumen Edgar Allan Poe: cuentos completos, edición comentada, con traducción y prólogo de Julio Cortázar. Reproducimos un fragmento del clásico prólogo de Cortázar que ha sido publicado, como adelanto, por el diario mexicano La Jornada.


Al principio fue el miedo. Se sabe que Edgar temía la oscuridad, que no podía dormir, que “Muddie” debía quedarse horas a su lado, teniéndole la mano. Cuando se apartaba al fin de su lado, él abría los ojos. “Todavía no, Muddie, todavía no…” Pero de día se puede pensar con ayuda de la luz, y Edgar es todavía capaz de asombrosas concentraciones intelectuales. De ellas va a nacer “Eureka”, así como del fondo de la noche, del balbuceo mismo del terror, rezumará la maravilla de “Ulalume”.


El año 1847 mostró a Poe luchando contra los fantasmas, recayendo en el opio y el alcohol, aferrándose a una adoración por completo espiritual de Marie Louse Shew, que había ganado su afecto durante la agonía de Virginia. Ella contó más tarde que “Las campanas” nacieron de un diálogo entre ambos. Contó también los delirios diurnos de Poe, sus imaginarios relatos de viajes a España y a Francia, sus duelos, sus aventuras. Mrs. Shew admiraba el genio de Edgar y tenía una profunda estima por el hombre. Cuando sospechó que la presencia incesante del poeta iba a comprometerla, se alejó apenada, como lo había hecho Frances Osgood. Y entonces entra en escena la etérea Sarah Helen Whitman, poetisa mediocre pero mujer llena de inmaterial encanto, como las heroínas de los mejores sueños vividos o imaginados por Edgar, y que además se llama Helen, como él había llamado a su primer amor de adolescencia. Mrs. Whitman había quedado tempranamente viuda, pertenecía a los literati y cultivaba el espiritismo, como la mayoría de aquellos. Poe descubrió de inmediato sus afinidades con Helen, pero el mejor índice de su creciente desintegración lo da el hecho de que, en 1848, mientras por una parte mantiene correspondencia amorosa con Mrs. Whitman, que aún hoy conmueve a los entusiastas del género, por otra parte conoce a Mrs. Annie Richmond, cuyos ojos le causan profunda impresión (uno piensa en los dientes de Berenice), y de inmediato la visita, gana la confianza de su esposo, de toda la familia, la llama “hermana Annie” y descansa en su amistad, encuentra ese alivio espiritual que requería siempre de las mujeres y que una sola era ya incapaz de darle.


"Eran ya los últimos días de Poe, se pueden notar características de su inestabilidad mental, era dependiente del opio y del alcohol, muestra sus relaciones amorosas todas complicadas, como también que llega a delirios o psicosis, por culpa de estos o a pesar de estos escribe aún relatos asombrosos."


Los movimientos de Edgar en estos últimos tiempos son complicados, fluctuantes, a veces desconocidos. Dio alguna conferencia. Volvió a “su” Richmond, donde bebió terriblemente y recitó largos pasajes de “Eureka” en los bares, para estupefacción de honestos ciudadanos. Pero también en Richmond, cuando recobró la normalidad, pudo vivir sus últimos días felices porque tenía allí viejos y leales amigos, familias que lo recibían con afecto mezclado de tristeza, y quedan crónicas de paseos, bromas y juegos en los que “Eddie” se divertía como un chico. Asoma entonces (parece que en una de sus conferencias) la imagen de Elmira, su novia de juventud, que había quedado viuda y no olvidaba al hombre de quien la apartara una conjura familiar. Edgar debió de verla y pensar en ella. Pero Helen lo atraía mágicamente y volvió al Norte con expresa intención de proponerle matrimonio. Helen era incapaz de resistir la fascinación de Poe, pero no se sentía muy dispuesta a casarse de nuevo. Prometió reflexionar y decidirse. Edgar se fue a esperar su decisión a casa de Annie Richmond, lo cual es perfectamente característico.


"Cuando se dice: -Los movimientos de Edgar son complicados, fluctuantes a veces desconocidos-, luego se dice que volvió a la normalidad: Es como estar describiendo a una persona afectada por un trastorno bipolar."


El resto se vuelve cada vez más brumoso. Poe recibe una carta indecisa de Helen y, entretanto, su afecto por Annie parece haber aumentado tanto que, al separarse de ella, le arrancó la promesa de que acudiría a su lecho de muerte. Desgarrado por un conflicto entre imaginario y real, Edgar partió dispuesto a visitar a Helen, sin llegar a su destino. “No me acuerdo de nada de lo sucedido”, diría luego en una carta. Pero él mismo narra su tentativa de suicidio. Compró láudano y bebió la mitad del frasco en Boston. Antes de tener tiempo de tomar la otra mitad (que lo hubiera matado) sobrevino la reacción de un organismo ya habituado al opio, y Edgar vomitó el exceso de láudano. Cuando más tarde llegó a casa de Helen tuvo lugar una escena desgarradora, hasta que ella consintió en el matrimonio si Edgar le prometía abstenerse para siempre de toda droga o estimulante. Poe lo prometió, volviendo al cottage de Fordham, donde Mrs. Clemm lo esperaba angustiada por su larga ausencia y los rumores que llegaban sobre las locuras de “Eddie” (…)


"A estas alturas su problema mental esta provocando fuertes crisis que unido a sus relaciones sentimentales complicadas, lo tenían al filo de la navaja, se presenta un intento de suicidio como también una crisis mental, evidenciada cuando dice: No acordarse de hechos"


Quizá este mismo infierno le ayudó a levantarse una vez más, la última, Asqueado por los rumores, la maledicencia, la sociedad de los literati y sus mezquinas querellas, se encerró en el cottage con Mrs. Clemm y luchó con los restos de su energía para salir adelante, editar, por fin, su nunca olvidada revista y reanudar el trabajo creador. De enero a junio de 1849 pareció agazaparse, esperar. Pero hay un poema, “Para Annie”, en el que Poe se describe a sí mismo muerto, feliz y abandonadamente muerto, por fin y definitivamente muerto. Era demasiado lúcido para engañarse sobre la verdad, y cuando iba a Nueva York se entregaba al láudano con desesperada avidez (…)


En julio de 1849, Poe abandonó Nueva York para volver a su ciudad de Richmond. No se sabe por qué lo hizo, como no fuera movido por un oscuro instinto de refugio, de protección. Lleno de presentimientos, se despidió de la pobre “Muddie”, que no volvería a verlo. De una amiga se separó diciéndole que estaba seguro de no regresar; lloraba al decirlo. Era un hombre con los nervios a flor de piel, que temblaba a cada palabra. No se sabe cómo llegó a Filadelfia, interrumpiendo su viaje al Sur, hasta que a mediados de julio, probablemente después de muchos días de intoxicación continua, Edgar entró corriendo en la redacción de una revista donde tenía amigos y reclamo desesperadamente protección. La manía persecutoria estallaba en toda su fuerza. Estaba convencido de que “Muddie” había muerto; probablemente quiso matarse a su vez, pero el “fantasma” de Virginia lo había detenido (…) La alucinante teoría duró semanas enteras hasta que Edgar empezó a reaccionar. Entonces pudo escribir a Mrs. Clemm, pero el párrafo central de su carta decía: “Apenas recibas esta ven inmediatamente… Hemos de morir juntos. Inútil tratar de convencerme: de morir…” Sus desolados amigos reunieron algún dinero y lo embarcaron rumbo a Richmond; durante el viaje, sintiéndose mejor, escribió otra carta a “Muddie” reclamando su presencia. Lejos de ella, lejos de alguien que lo acompañara y cuidara, Edgar estaba siempre perdido. El más solitario de los hombres no sabía estar solo. Apenas llegado a Richmond escribió otra vez (…)


"A estas alturas se puede notar que las crisis mentales son cada vez peores, en este párrafo se relata que llega a un estado de paranoia,  así como entraba en crisis salía de ella y volvía a ser alguien normal ante todas las personas."


Pero los amigos de Richmond le proporcionaron sus últimos días tranquilos. Bien atendido, respirando la atmósfera viriginiana que, después de todo, era la única verdaderamente suya, Edgar nadó una vez más contra la corriente negra, como había nadado de niño para asombro de sus camaradas. Se le vio de nuevo paseando reposadamente por las calles de Richmond, visitando las casas de los amigos, asistiendo a las tertulias y a las veladas, donde, claro está, lo asediaban cordialmente para que recitara “El cuervo”, que en su boca se convertía en “el poema inolvidable” (…)


A las cuatro de la madrugada del 27 de septiembre de 1849, Edgar se embarcó rumbo a Baltimore. Como siempre en esas circunstancias, estaba deprimido y lleno de presentimientos. Su partida a hora tan temprana (o tan tardía, pues había pasado la noche en un restaurante con sus amigos) parece haber obedecido a un repentino capricho suyo. Y desde ese instante todo es niebla, que se desgarra aquí y allá para dejar entrever el final (…)


El 29 de septiembre el barco atracó en Baltimore; Poe debía tomar allí el tren para Filadelfia, pero se hacía necesario esperar varias horas. En una de estas horas se selló su destino. Se sabe que cuando visitó a un amigo ya estaba ebrio. Lo que pasó después es sólo materia de conjetura. Se abre un paréntesis de cinco días, al final de los cuales un médico, conocido de Poe, recibió un mensaje presurosamente escrito a lápiz, informándolo de que un caballero “más bien mal vestido” necesitaba urgentemente su ayuda. La nota procedía de un tipógrafo que acaba de reconocer a Edgar Poe en un borracho semiinconsciente, metido en una taberna y rodeado por la peor ralea de Baltimore. Eran días de elecciones, y los partidos en pugna hacían votar repetidas veces a pobres diablos, a quienes emborrachaban previamente para llevarlos de un comicio a otro. Sin que exista prueba concreta, lo más probable es que Poe fuera utilizado como votante y abandonado finalmente en la taberna donde acababan de identificarlo. La descripción que más adelante haría el médico muestra que estaba ya perdido para el mundo, a solas en su particular infierno en vida, entregado definitivamente a sus visiones. El resto de sus fuerzas (vivió cinco días más en un hospital de Baltimore) se quemó en terribles alucinaciones, en luchar con las enfermeras que lo sujetaban, en llamar desesperadamente a Reynolds, el explorador polar que había influido en la composición de Gordon Pym y que misteriosamente se convertía en el símbolo final de esas tierras del más allá que Edgar parecía estar viendo, así como Pym había entrevisto la gigantesca imagen de hielo en el último instante de la novela. Ni “Muddie”, ni Annie, ni Elmira estuvieron juntos a él, pues lo ignoraban todo. En un intervalo de lucidez, parece haber preguntado si quedaba alguna esperanza. Como le dijeran que estaba muy grave, rectificó: “No quiero decir eso. Quiero saber si hay esperanza para un miserable como yo”. Murió a las tres de la madrugada del 7 de octubre de 1849. “Que Dios ayude a mi pobre alma”, fueron sus últimas palabras. Más tarde, biógrafos entusiastas le harían decir otras cosas. La leyenda empezó casi en seguida, y a Edgar le hubiera divertido estar allí para ayudar, para inventar cosas nuevas, confundir a las gentes, poner su impagable imaginación al servicio de una biografía mítica.


La Jornada, 15 febrero 2009


"La muerte temprana de Poe puede deberse a unos deseos de dejar este mundo debido a problemas mentales, que encontraron la chispa que desencadenó el incendio, como pudo haber sido una intoxicación alcohólica, provocada por quien sabe que cantidad y calidad de licor, en sus ultimas palabras se puede notar que a pesar de querer dejar este mundo, se arrepiente de ello, de haberse causado daño y le pregunta a su medico si le queda alguna esperanza, a pesar de desear la muerte en algunos momentos, algo muy típico cuando alguien tiene una crisis de depresión profunda, cuando se vuelve a la lucidez se quiere seguir viviendo, pero esto fue momentos antes de morir, cuando ya era demasiado tarde." 



1 Cuentos completos de Edgar Allan Poe, Editorial Círculo de Lectores, traducción e introducción de Julio Cortázar, Bogotá 1984.



2 Revista médica de Chile versión impresa ISSN 0034-9887 La historia médica de Edgar Allan Poe

3 Blog Matasanos La misteriosa enfermedad y muerte de Edgar Allan Poe - Posted by christianvonm 21 de febrero de 2011.



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